El famoso cantante Alejandro Fernández y su novia Karla Laveaga, han abierto las puertas de Casa Rosa, una propiedad con un alto valor arquitectónico, ubicada en Guadalajara.
Esta residencia, construida en 1978, fue obra de Andrés Casillas de Alba, un arquitecto que se formó bajo la tutela del famoso Luis Barragán. Hoy en día, la casa es un notable ejemplo de la arquitectura moderna mexicana.
Situada en un área muy exclusiva de Guadalajara, Casa Rosa fue actualizada por la pareja para adaptarse a sus necesidades contemporáneas. Aunque Alejandro es un entusiasta de la arquitectura, se aseguró de conservar la idea original de Casillas de Alba al modernizar solo los espacios interiores.
En uno de los cambios más destacados, el exterior de la casa abandonó su original color rosa pálido para adoptar un tono tierra inspirado en Marruecos. Por dentro, la utilización de materiales como el cuero, el ladrillo y el barro le confiere una gran calidez.
La sala principal, dominada por un piano, reflejando la elegancia del famoso, y la cocina, con sus colores oscuros y acabados en madera, también revela su sello personal.
El jardín trasero, obra de Daniel Orozco, es uno de los espacios preferidos de la pareja, ofreciendo árboles, hamacas y cómodas salas bajas ideales para el reposo. Según Fernández, este lugar es ideal para leer y escuchar música, o simplemente para apreciar la tranquilidad del entorno.
Para las reuniones con la familia, usan la terraza principal, decorada con mobiliario de Peca Estudio y Clásicos Mexicanos. Un detalle significativo es la habitación especialmente preparada para la madre del cantante, lo que subraya la importancia de los lazos familiares.
Si bien no existe una cifra oficial, se calcula que el inmueble tiene un valor que podría superar los 50 millones de pesos, según estimaciones de expertos. La combinación de su diseño auténtico, su ubicación en una de las zonas más exclusivas de Guadalajara y las remodelaciones realizadas han incrementado notablemente su valor