Uno de los aspectos más impactantes tras la muerte de un artista es la fortuna que dejan y cómo se reparte entre sus herederos.
En México, artistas como Juan Gabriel, Pedro Infante, José José y Roberto Gómez Bolaños (Chespirito) acumularon millonarias riquezas gracias a décadas de trabajo en la música, el cine y la televisión.
Algunos de ellos dejaron testamento claro, mientras que otros generaron disputas entre sus familiares.
Juan Gabriel
Juan Gabriel, conocido como el "Divo de Juárez", fue uno de los cantautores más influyentes de México.
Con una carrera de más de 45 años, acumuló una fortuna estimada en $30 millones de dólares.
Además de regalías por sus composiciones y varias propiedades en México y Estados Unidos.
Falleció el 28 de agosto de 2016, dejando toda su herencia a su hijo Iván Gabriel Aguilera Salas, su hijo biológico y de Laura Salas, lo que provocó conflictos con otros hijos no reconocidos legalmente.
Pedro Infante
Pedro Infante, ícono del cine de oro mexicano y la música ranchera, tuvo una trayectoria de 18 años antes de fallecer en un trágico accidente aéreo el 15 de abril de 1957.
Aunque no dejó una herencia tan cuantiosa como otros artistas modernos, sus propiedades y regalías siguen generando ingresos millonarios.
Su fortuna pasó a manos de su esposa e hijos, quienes continúan administrando su legado a través de películas y recopilaciones musicales.
José José
José José, el "Príncipe de la Canción", tuvo una carrera de casi 55 años y acumuló una herencia de aproximadamente un millón y medio de dólares.
Falleció el 28 de septiembre de 2019 en Miami, dejando a sus hijos en una disputa por su fortuna.
Su herencia incluía propiedades en México y Estados Unidos, así como los derechos de su música.
Su esposa, Anel Noreña, quedó como la principal heredera, lo que generó conflictos con sus otros hijos.
Chespirito
Chespirito, creador de "El Chavo del 8" y "El Chapulín Colorado", tuvo una carrera de más de 40 años, convirtiéndose en uno de los comediantes y escritores más exitosos de Latinoamérica.
Al fallecer el 28 de noviembre de 2014, dejó una fortuna estimada en cincuenta millones de dólares, incluyendo derechos de sus programas, libros y propiedades.
Su esposa, Florinda Meza, y sus hijos fueron los principales herederos, aunque hubo disputas familiares por los derechos de sus creaciones.
Estos artistas no solo dejaron un legado en la cultura mexicana, sino también fortunas que, en algunos casos, desataron conflictos legales entre sus seres queridos.